viernes, abril 28, 2006

Comunicado a la prensa, OSN, marzo 2006

Buenos Aires, marzo 2006
COMUNICADO A LA PRENSA de la Orquesta Sinfónica Nacional

En medio de los vaivenes ideológicos, a los trabajadores culturales dependientes de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, nos toca vivir la reaparición de un concepto ya experimentado por otros pueblos en otros momentos históricos: la nivelación de una amplia gama de tareas profesionales bajo la norma "igual trabajo – igual remuneración". Entonces: en el sector de Cultura de la Nación se va a practicar una remuneración salarial igualada en todos los cuerpos artísticos, que son: Coro Nacional de Niños, Coro Nacional de Jóvenes, Coro Polifónico de Ciegos, Coro Polifónico Nacional, Ballet Nacional, Banda Sinfónica de Ciegos, Orquesta Nacional de Música Argentina "Juan de Dios Filiberto", Orquesta Sinfónica Nacional.

Nosotros, los integrantes de la OSN, no tenemos mayores problemas para aceptar aquel concepto que no es nuevo ni original. La remuneración de trabajos artísticos profesionales en "Cultura" siempre ha sido tan miserable que un aumento, si viene diferenciado en los tradicionales escalafones o nivelando todo, resulta bienvenido. Pero: sí quieren nivelar, por favor, ¡nivelen para arriba! El proyecto del Estado empleador, presentado en una memorable reunión paritaria, planteó el extraño mecanismo de ascender a 7 cuerpos artísticos con un aumento salarial de 40 a 108% por un lado, y de degradar a la OSN a una categoría salarial inferior a la que tenía, otorgándole un 12% de aumento, medida obviamente discriminatoria en vista de la diversidad de los incrementos salariales ofrecidos y otorgados al resto de los empleados de la administración pública y del diferente tratamiento concedido a otros sectores que incrementaron su salario a partir de 1º de julio de 2005.

Podría ser un accidente. Un resumen de la política cultural de los últimos años en nuestro sector deja ver más claro las cosas: acusar a los políticos de no tener un proyecto para la OSN sería poco decir. El trato oficial a los trabajadores de cultura y a los artistas invitados –locales o internacionales- es francamente bochornoso. El estado técnico-arquitectónico del ambiente laboral es un peligro para la salud y la vida de los trabajadores. No existe una difusión adecuada. El trabajo cotidiano está plagado de chicanas e ineficiencia administrativa. Los funcionarios parecen no conocer el concepto democrático de participación, no contestan a escritos, no mueven en tiempo y forma los expedientes, duermen a la hora de trámites de previsión presupuestaria de su área. La crónica subejecución del presupuesto para cultura es irritante, la demora o falta de pago a servicios prestados por artistas forma parte del arriba mencionado maltrato. El descuido sistemático de la infraestructura y del patrimonio cultural salta a la vista.

No era un accidente. El concepto de nivelación a toda costa, históricamente suele venir junto con una exaltación de todo lo "autóctono" y con un resentimiento más o menos encubierto, contra lo "académico" y "elitista". Fruncen la nariz, calificando a la música sinfónica como "cultura burguesa", porque alguien les ha soplado al oído que en el ambiente de la música académica se haya observado a veces y en ciertas circunstancias un despliegue de trajes de gala, joyas y abrigos de nutria. Con cierta estereotipia, por falta de conocimiento histórico, estas mentes caen en el error de que la música clásica es sinónimo de todo lo repudiable desde el punto de vista de un político populista, el que, en consecuencia, tiene el deber de pisotearla donde pueda...

Todo lo contrario es lo correcto. Beethoven queda grabado en la memoria de la humanidad por ser la figura emblemática de la emancipación del ciudadano, Verdi es un ídolo por su vida ejemplar de compromiso social, Shostakovich un héroe por llevar una existencia de creador incorruptible, aún en la guerra o bajo amenaza de un régimen totalitarista; su ser se refleja en su arte. Las obras de estos –y muchos otros- grandes creadores musicales sigue resultando vital y actual, inquietante y apasionante como en el momento de su aparición. Adquirieron por la historia de su recepción el sello de "patrimonio cultural de la humanidad". Tienen más que ver con el alma de un pueblo multiétnico como el argentino de lo que un político de tinte populista suele imaginarse.

La verdad es que las joyas y trajes de gala son elementos muy ajenos a nuestra preocupación artística. En cambio, tenemos muchos recuerdos de ocasiones en que un público multitudinario quedó alucinado por la experiencia de escuchar grandes obras sinfónicas, aún en condiciones bien "populares" de montaje técnico del escenario, agradeciendo a su Orquesta Sinfónica Nacional con ovaciones, de pié...
A propósito: en los planes actuales del Secretario de Cultura ya no aparecen giras del la OSN al interior. Tampoco se sabe si se mantendrá el concepto de la ganadora del concurso de ideas para el Centro Cultural Nacional, que incluyó un Auditorio Nacional bajo el techo del palacio del Correo Argentino.

La historia de la paritaria antes mencionada es la siguiente: previamente se llevó a cabo una interminable cantidad de trámites, reuniones y negociaciones en la que los funcionarios desplegaron las habituales redes de supuestas complicaciones administrativas y judiciales, trampas, postergaciones y falsas promesas, hasta que –después de unos años- la vía administrativa finalmente resultó agotada. El último recurso de ellos: -"Eso tiene que ir a paritaria." – El Estado convocó a paritaria. La Sociedad Argentina de Músicos (SAdeM) se presentó en la primera reunión como representante sindical de la Orquesta Nacional de Música Argentina "Juan de Dios Filiberto" y de la Orquesta Sinfónica Nacional, con la mayor cantidad de afiliados en toda el área de la convocatoria. Los dos otros sindicatos presentes (ATE y UPCN) intentaron impedir la participación del SAdeM en la paritaria, por medio de objeciones formales; al fin, el intento quedó sin éxito. En una primera reunión negociadora con SAdeM presente, no se produjo ninguna expectativa de acuerdos rápidos. En una serie de siguientes fechas para la negociación, el Estado empleador dejó plantados a los gremios, dilatando los tiempos. Recién después de dos meses, en una nueva reunión negociadora de la paritaria, el representante del Estado empleador presentó un Acta ya redactada de esta misma reunión, con los planteos de aumento salarial arriba mencionados, reclamando la firma aprobadora de los gremios. Los representantes del SAdeM quisieron leer el documento. Esto dio lugar a un clima de presión y violencia verbal. Finalmente los representantes del SAdeM firmaron en disconformidad y rechazo en todos los ítems que se refieren a la OSN, desaprobando de esta manera la homologación del Acta en un supuesto Decreto Presidencial. Al mes, el Presidente de la Nación, apoyándose en la firma de conformidad de dos sindicatos minoritarios en el sector (ATE y UPCN), lo homologó igual, con carácter de Decreto de Necesidad y Urgencia.

La protesta de La Orquesta Sinfónica Nacional se apoya en dos consideraciones:

Ningún gremio tolera degradaciones a categorías salariales más bajas que la anterior.

No se tolera, desde la conciencia ciudadana, que el Presidente de la Nación pase por encima de la Ley. Con la homologación de un "Acta de acuerdo bilateral", que lleva el explícito desacuerdo de una de las partes (han tenido la soberbia de publicarlo tal cual en la primera plana del Boletín Oficial), se lleva por delante media docena de Leyes Nacionales, incluyendo la Constitución Nacional. El acto refleja los nuevos aires de impunidad y una arrogancia del poder que preocupa más allá de los meros intereses gremiales.


Se declaró Asamblea Permanente.
Se declaró "insuficiente" el aumento salarial para la Orq. Sinf. Nacional.
Que el Estado Nacional reanude las negociaciones paritarias donde se desvió de las normas legales vigentes.