domingo, abril 30, 2006

Carta de renuncia de Juan Jose Castro 1960

Buenos Aires Musical
26-10-60
LA RENUNCIA DE JUAN JOSÉ CASTRO

Damos a continuación el texto de la nota dirigida por el maestro Juan José Castro al Director General de Cultura del Ministerio de Educación, Sr. Blas González, en la cual hace renuncia al cargo de Director permanente de la Orquesta Sinfónica Nacional.


"Tengo el honor de dirigirme al señor Director para poner en sus manos mi renuncia al cargo de director estable de la Orquesta Sinfónica Nacional.

"La vida de la Orquesta Sinfónica Nacional se desarrolla en forma irregular. Las dificultades con que tropieza de contínuo no encuentran solución adecuada dentro de las normas que se le quieren imponer . Sus problemas, específicos, cuyas peculariedades de orden artístico exigen el juicio técnico de especialistas, chocan con la incomprensión de quienes obstinadamente ignoran esa circunstancia y pretenden equiparar las funciones de la orquesta a las de un personal de oficina. El mismo criterio determina un tratamiento económico sencillamente mezquino, desproporcionado con la responsabilidad técnico-artistica de un organismo de esta clase e inadecuado a los méritos individuales de los numerosos artistas que se cuentan en las filas de la orquesta. Como consecuencia, amenaza a la Orquesta Sinfónica Nacional un éxodo - que ya ha comenzado - de sus principales figuras, lo que puede llegar a privarla de un título legítimamente adquirido: la de primer orquesta de Sudarmerica.

"No han bastado años de insistencia ni repetidas aclaraciones sobre estos aspectos para mejorar la situación. Al contrario, parecería que ello sirviera para exacerbar a quienes gozan prolongando indefinidamente ese diálogo con un interlocutor cuyo idioma desconocen. Montañas de papeles quedan como testigos mudos de esta lucha dramática con un enemigo escurridizo.

"En efecto, las cosas ocurren en forma disparatada y se diluyen misteriosamente de tal manera que, tras una larga gestión inoperante, no se le ve la cara a responsable alguno. Tal es la paradoja del monstruo burocrático: enorme e invisible.

"Es el país, se oye decir. Fíjese que todo anda igual, es otra frase argentina. Y, con ese conformismo del incurable que sabe que debe morir, los más se adaptan al sistema. Yo no puedo hacerlo.

"Señor director: He tratado de luchar contra todos estos males durante cinco años. Confieso mi derrota. No estoy hecho de esa pasta. No puedo amoldarme a esa presunta actividad que podría dar marcha una imponente máquina para mover una hoja de papel, llenarla de providencias, pases, sellos y firmas, y al cabo de meses devolverla con un pedido de aclaración sobre cualquier minucia, lo que da nuevo motivo al aparato para trabajar meses y meses sin llegar a resultado alguno (como no sea dar alimento a la misma máquina). Kafka debió conocernos.

"Este exasperante país (como ya lo hemos llamado) no ha de preferir, estoy seguro, que gente que necesita de su tiempo para hacer algo, cualquiera sea el valor relativo de su tarea, se preste a este aburrido juego suicida. Creo, eso sí, que quien se aleja de su cargo, en tales circunstancias, está obligado a denunciar los motivos. Por eso espero del señor director me perdone el tono que por imposición de mi conciencia doy a esta nota. Y por eso también la presente renuncia lleva el carácter de indeclinable.

Saludo al Señor Director con mi invariable estimación y aprecio personal

Firmado: Juan José Castro